SERIE: PERSPECTIVAS REFORMADAS


AREA: CIENCIA

 

LA CIENCIA
EN EL PENSAMIENTO DE HERMAN DOOYEWEERD
*

Por Robert B. Knudsen
Seminario Teológico Westminster
Filadelfia, Pensilvania.

CONTENIDO:

I. Soberanía de Esfera

II. Hacer Ciencia

III. La Ciencia como una actividad religiosamente condicionada

IV. La Idea Triádica

V, La Vida es Religión

Referencias

Notas
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Herman Dooyeweerd, fallecido profesor emérito de jurisprudencia de la Universidad Libre de Ámsterdam, sostuvo que existe, en el modo en que Dios ha ordenado las cosas, un legítimo lugar para la ciencia. Concibió a la ciencia como un medio dado por Dios para revelar las potencialidades del cosmos. Con tal opinión hizo eco de la visión del gran reformador del siglo dieciséis, Juan Calvino, y del no tan conocido, pero también gran reformador de finales del siglo diecinueve y principios del veinte, Abraham Kuyper.1

Abraham Kuyper, fundador en 1880 de la Universidad Libre de Ámsterdam, argumentaba que la ciencia tiene su propio dominio libre de las restricciones de las resoluciones eclesiásticas. De hecho, en ocasiones la iglesia había intentado restringir a la ciencia por medio de pronunciamientos e imponiendo sanciones. Esto, al decir de Kuyper, fue infructuoso. La ciencia es un buen don de Dios y debiera ser usado para su gloria. Por esta razón, a pesar del hecho de que rechazó por completo su espíritu, Kuyper fue capaz de reconocer que hubo algunos frutos positivos producto de la emancipación (conocida como “secularización”) tanto de la vida económica como de la ciencia, emancipación venida con el Renacimiento y el surgimiento de la cultura burguesa.2

En este respecto, Kuyper fue a su vez un discípulo de Juan Calvino. Este último, formado como abogado e instruido en las artes liberales, tuvo una actitud abierta hacia las ciencias.3 Para él, la ciencia era una noble empresa y, lo mismo que sus frutos, un beneficio concedido por Dios que solo ingratamente podían los cristianos desdeñar.4

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Soberanía de Esfera

Fue con tal espíritu de gratitud, que Kuyper desarrolló su visión de la soberanía de la ciencia en su propia esfera (u órbita). Para él, la ciencia es una de varias esferas dispuestas por Dios, ostentando dentro de su propio ámbito una soberanía derivada, constituyendo así, un terreno de legítima y divinamente ordenada actividad. El decía, que al trabajar en la esfera de la ciencia, se tiene la obligación de someterla, junto con todas las otras esferas de la vida, al Señorío de Jesucristo.5

En línea con Abraham Kuyper, desarrollando concientemente su legado, Herman Dooyeweerd sostuvo también la soberanía de la ciencia en su propia esfera. La ciencia tiene su propio significado divinamente establecido, su propio sentido. Tal significado no deriva de alguna otra esfera de la vida, ya sea la iglesia, el mundo de la educación o los negocios, o cualquier otra asociación temporal.

Sin embargo, que la ciencia tiene su propio sentido y que posee soberanía en su propia esfera no significa que tiene significado en si misma. La ciencia no tiene significado en si misma más del que lo tiene cualquier otra esfera. Toda esfera tiene significado solo como creación de Dios, y su soberanía es una soberanía sujeta a la absoluta soberanía de Dios y a los límites que por él le han sido establecidos. El ser de todo, incluyendo la ciencia, reside en estar al servicio de Dios.

En cuanto al último punto, Dooyeweerd fue particularmente riguroso. El significado de todas las cosas se halla en la relación de éstas con Dios, quien es la verdadera fuente del significado. Sin embargo, esto no quiere decir que cualquier cosa, incluyendo a la ciencia, primero sea, y deba después ser puesta en relación con Dios. Todas las cosas se hallan en relación con Dios, esto es, en relación con el Dios verdadero, o con un supuesto sustituto suyo, un ídolo. Esta religiosa relación es expresada por Dooyeweerd en su filosofía al decir que todas las cosas, no solo tienen significado, sino que son significado.6

Por consiguiente, Dooyeweerd pudo decir que el cosmos es una estructura de significado, sin sostener que tal estructura sea autosuficiente, como él decía, “sustancia”. Toda estructura es estructura creada, estructura creada de significado, cuyo ser radica en su dependencia de Dios. De este modo, es posible hablar de la ciencia misma, ostentando su propia estructura y sentido, sin implicar que la ciencia sea en si misma.

Negar esto, como han hecho algunos recientemente, conduce a un callejón sin salida al relacionar a Dios con el cosmos. Si alguien se rehúsa a atribuir significado al cosmos en el sentido de que el cosmos es significado, e insiste en que este tiene significado en-relación, digamos, en relación con Dios, es confrontado con dificultades en ambos términos. Por un lado, le es difícil no ver que el admitir la estructura es en algún sentido aceptar que hay algo independiente de Dios. Por otro lado, también le es difícil no aislar la relación-con-Dios de lo que una cosa es en si misma, aun más, de lo que la cosa realmente es. De forma análoga, difícilmente no verá que referirse a la cosa misma es implicar que tal cosa es en si misma y, habiendo situado la fuente del significado en la relación-con-Dios, que no tiene sentido que lo que es en si mismo adquiera su significado en relación a Dios.

Sin embargo, respecto al significado de la ciencia la posición de Dooyeweerd es clara. La ciencia tiene su propio sentido, su propio significado de si misma. Expuesto un tanto diferente, que algo tenga soberanía en su propia esfera (incluida la ciencia) no significa que establezca su propia ley, esto es, que sea ley para si misma. Ese algo esta sujeto a Dios y a la ley que ha dado al cosmos. En el ser sujetos, las cosas tienen su ser, esto es, su ser radica en su estar sujetas a Dios.

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Hacer Ciencia

Si realmente, como Dooyeweerd afirma, la ciencia pertenece a una esfera entre otras, entonces, la ciencia es una entre otras actividades que una persona puede realizar. Una persona puede formar una familia, ir a la iglesia, votar, etc., y puede también, si ese es su llamado, “hacer ciencia”. Entre otras cosas, uno puede hacer ciencia según el sentido que establece el significado de su esfera.

Por tanto, “hacer ciencia” es una actividad típicamente calificada (típica en verdad) que comprende un número de rasgos unidos en un patrón particular. Es una entre otras de tales actividades típicamente calificadas que las personas pueden hacer. Cuando hacen ciencia, las personas actúan conforme a la calificación típica de la esfera en la que se encuentran actuando.

Sin embargo, el significado de la ciencia nunca se separa de la actividad de quien la “realiza”, y cuyo acto trasciende el alcance de cualquiera de sus calificaciones típicas. Particularmente tarde en su carrera, Dooyeweerd enseñó que la estructura de la vida-acto humana, a diferencia de la de las otras criaturas, no esta típicamente calificada. Los actos humanos particulares, como pintar una acuarela, obsequiar un presente a un amigo, o dar un discurso de sobremesa, son sin duda actos calificados, el primero estéticamente, el segundo éticamente, y el tercero socialmente. Sin embargo, la vida-acto humana no esta calificada en alguna forma típica; no puede ser tipificada en función de alguna de sus expresiones, ni siquiera en el de la fe, sino que se mantiene abierta ante Dios. Puede decirse así, que la vida-acto humana es “federal”. **

De modo que en su carácter federal, religioso, la vida humana es vida en la que se espera que el hombre se someta y sujete todos sus actos a la soberanía de Dios. Sin embargo, debe ser precisado claramente lo que por religión se entiende. Religión es la concentración de la vida toda sobre Dios, su origen absoluto, conforme a su mandato de amarlo con todo el corazón, alma, mente, y al prójimo como a uno mismo. Por tanto, religión es lo que subyace y da dirección a todo ámbito de la vida sin excepción alguna.

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La Ciencia como una actividad religiosamente condicionada

Tal perspectiva de la ciencia como religiosamente condicionada no significa que lo sea por algo que deba ser puesto en contra o en competencia con ella, de modo que uno este obligado a ser menos científico a fin de permitir que el carácter religioso de la ciencia reciba expresión. Por el contrario, la posición de Dooyeweerd es que la ciencia es religiosa en un sentido interno, en otras palabras, lo es con respecto a lo que la caracteriza como ciencia, a saber, la formación de conceptos teoréticos.

Así, la relevancia de la religión para la ciencia no se presenta en un reino de lo práctico en oposición a uno de lo teorético, o en uno ético opuesto a uno metafísico, o en el pensamiento ordinario en oposición al sistemático. Ni aparece cuando se enfrentan las cuestiones últimas, algunas veces llamadas “existenciales”, o cuando nuestras declaraciones se armonizan con la verdad teológica.

Dooyeweerd sostuvo desde el principio que los conceptos mismos no son autosuficientes. Ciertamente, el pensamiento teorético tiene su propio dominio, un área que le es característica; sin embargo, el pensamiento teorético no es autónomo, no es ley para si mismo.

Dooyeweerd sustentó que el pensamiento teorético es una actividad humana, la cual es lógicamente calificada. La lógica ciertamente esta presente en las relaciones cotidianas. Incluso una simple conversación tiene su lado lógico. Sin embargo, al teorizar el aspecto lógico es abstraído de entre los otros aspectos de la realidad, con los que está íntegramente vinculado, y es contrapuesto a uno ellos. Por ejemplo, un psicólogo trabaja con conceptos lógicamente calificados, que a su vez son calificados por el sentido de su campo de investigación. Por tanto, en un concepto teorético se da a la vez la unión y la oposición del aspecto lógico y el no-lógico.

Desde el principio, Dooyeweerd mantuvo que un concepto lógico es de carácter más que simplemente lógico pues comprende, el decía, una síntesis de lo que es lógico y lo que es no-lógico. Un teórico descubrirá en los conceptos con los que se halla trabajando que previamente se ha efectuado una síntesis de lo lógico y lo no-lógico. Por tanto, es imposible pensar que los conceptos lógicos generales, con los que se trabaja al hacer ciencia, sean suficientes por si mismos. Se debe comprender que una síntesis teorética se halla presente en ellos. Es necesario también, clasificar los conceptos, y esto solo se puede llevar a cabo en función de un concepto del propio campo de investigación.

Nosotros mismos conocemos ciertos conceptos teoréticos y ciertas líneas de argumentación teorética. Entre otros, hemos escuchado los siguientes términos: “conciencia,” “empírico,” “ético.” También conocemos la siguiente línea de argumentación: Alguien inevitablemente manifestará su desaprobación moral (cólera) e inevitablemente quedará corto respecto a su propio juicio moral (conciencia). Dios le juzgará por no haber universalizado su propio juicio moral.

Dooyeweerd mantuvo que tal formación y unión de conceptos solo es posible cuando es guiada por una idea acerca del orden de los “aspectos modales,” mismo que se halla unido inseparablemente a la realidad divinamente creada. En nuestra discusión sobre este punto hemos aludido ya a un aspecto lógico, uno psíquico, uno social, uno estético y uno ético.

La convicción de Dooyeweerd a este respecto recibió expresión depurada y sistemática en una importante monografía publicada en 1954.7

El aseveró, que todo concepto lógico general es multivocal o “analógico.” Tal multivocalidad no puede ser eliminada por medio de clarificación lógica adicional, como si se tratara de una simple ambigüedad lógica. Si ha de haber claridad en la formación de conceptos teoréticos entonces los conceptos lógicos generales, los conceptos analógicos, deben de ser relacionados al orden de los aspectos modales, los cuales yacen como el fundamento que posibilita toda conceptuación, por cuanto nos son definibles por ser en última instancia conceptos genéricos.8

Que los conceptos lógicos generales necesiten calificación modal muestra que no son suficientes por si mismos. Ellos dependen del orden de la realidad –el orden de la realidad divinamente establecido, decía Dooyeweerd- en función de cual toman su significado.

El pensamiento teorético depende para su ejecución del orden creado de la realidad el cual en si mismo no es de naturaleza teórica y ni siquiera de naturaleza lógica.

Un elemento central de la original inspiración que condujo a la formación de su filosofía, fue el de que la formación de conceptos era guiada por una idea a la que llamó “idea-ley.” Y una idea-ley esta fundada, no en el pensamiento teorético mismo sino, en el verdadero o supuesto origen de la verdad al que uno se encuentra vinculado religiosamente en un compromiso último.

Sin embargo, como ya hemos señalado, que la ciencia, conforme a Dooyeweerd, esté religiosamente determinada no significa que sea menos científica. Por supuesto, una objeción que ha sido expresada contra un punto de vista como el suyo, es que entrega la ciencia a una arbitrariedad sin límite. Ese en absoluto es el resultado de la perspectiva de Dooyeweerd. El hace hincapié en que la ciencia debe responder a los cánones más estrictos en cuanto al método y demás.

Que una esfera (el estado, el hogar, la ciencia, etc.) tenga su propio carácter, su propia estructura, pero sea por completo religiosamente dependiente, es característico de la idea de soberanía de esferas. Así, quienquiera que actúe dentro de una esfera particular está obligado a glorificar a Dios, a servirle conforme a la ley que ha establecido para tal esfera.

Por tanto, la determinación religiosa de la ciencia no aparece como un simple abandonar la ciencia en pos de alguna otra cosa; se expresa en el interior de la ciencia, en su práctica real. Dooyeweerd siempre buscó una conexión interna entre la ciencia y la religión.

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La Idea Triádica

Como ya hemos señalado, la reflexión sobre el impulso religioso que opera en la ciencia es una reflexión sobre lo que realmente sucede en el proceso de la formación de conceptos durante la actividad científica. Desde un principio, Dooyeweerd afirmó que el pensamiento teorético es controlado por una idea. Temprano en su carrera habló de esta como de una idea de la coherencia y el origen del cosmos. Sin embargo, pronto añadió un tercer término. Toda conceptuación teorética es dirigida por una idea de la coherencia, la unidad más profunda, y el origen del cosmos. En todo pensamiento teorético una u otra de tales ideas triádicas estará presente. Es necesario tomar conciencia de esto, pues una teoría desligada de la verdad no puede tomar un rumbo apropiado.

Hasta este punto, hemos puesto atención a la dependencia de la formación de conceptos respecto de la coherencia de significado del cosmos, el primer término de la idea triádica. Ahora, volviendo a una observación que hicimos antes, podemos dirigir nuestra atención al segundo término de la tríada. Hemos visto ya que, conforme a Dooyeweerd, una persona en su vida-acto es más que cualquiera de sus actos típicamente calificados.

En la formación teorética de conceptos hay siempre una implícita o explicita reflexión sobre lo humano. Es decir, el teorizar siempre es controlado, se este conciente de ello o no, por una idea de lo que el ser humano es. Por tanto, la reflexión sobre el fundamento religioso de la ciencia se lleva a cabo por medio de una reflexión sobre el ser humano en su totalidad e integridad, quien actúa en modos diversamente calificados.

Además, Dooyeweerd afirmó, que la idea de lo humano siempre se correlaciona con una idea de Dios. Así, en todo juicio teorético, en la mismísima actividad de la formación de conceptos, se hallará obrando una idea triádica que solo puede derivar de una toma religiosa de posición.

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La Vida es Religión

En la perspectiva de Dooyeweerd, al igual que en la de Abraham Kuyper, la vida es religión. Tal carácter religioso se manifiesta conforme a la esfera específica en la que la persona actúa. Por ejemplo, se manifiesta en la adoración, en el juego, en la conversación, y en la comunión entre esposos. En la ciencia tal orientación religiosa se manifiesta en la reflexión sobre lo que el proceso de pensamiento es en si mismo, es decir, el proceso de formación de conceptos teoréticos.

La anterior afirmación refleja el carácter trascendental del pensamiento de Dooyeweerd. Las presuposiciones de la ciencia no se descubren saliendo de la ciencia y apelando a una colección de postulados metafísicos. Son descubiertas al prestar atención a lo que se haya en el fondo del curso real de la investigación científica. Es solo a través de tal reflexión crítica que la conexión interna entre teoría y ciencia puede ser hallada.

En este punto podemos observar que tan central es en el pensamiento de Dooyeweerd y cuan importante desde un principio fue para él la orientación trascendental. Por ejemplo, la crítica trascendental no fue, como algunos piensan, un desarrollo posterior. Como ya hemos sugerido, la orientación trascendental del pensamiento y un tipo de crítica trascendental yace en el centro de su pensamiento, el juzga que todo teorizar es guiado por una idea tripartita, misma que es religiosamente condicionada.

Su pensamiento contiene siempre una crítica trascendental, en el sentido de rastrear las presuposiciones del pensamiento sintético o apóstata. Asimismo, siempre incluye tal crítica en el sentido positivo de mostrar, por vía de argumentación, el carácter religioso de todo pensamiento.
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Sin embargo, poco tiempo después de la publicación en 1935-1936 de su Filosofía de la Idea Ley,9 Dooyeweerd comenzó a desarrollar de manera más formal su crítica trascendental, haciéndolo paso por paso según la forma con la que hoy mayormente se le conoce. Este tipo de presentación apareció por primera vez en 1939 en un artículo de la revista Synthese.10 Expuso esta versión formalizada de su crítica en una serie de tres o cuatro interrogantes cuyas respuestas debe dar por sentado todo teorizar. Toda línea de pensamiento teorético debe asumir una respuesta a la cuestión relativa al tipo de abstracción que caracteriza a la teoría: la teoría hace abstracción a partir de la coherencia de significado del cosmos, articulando sus distintos aspectos. Debe asumir una respuesta a la cuestión relativa a como dichos aspectos son nuevamente unificados en una síntesis teorética (como hemos dicho, todo concepto entraña un aspecto): es posible ordenar correctamente los aspectos cuando se reflexiona sobre la concentración del significado del cosmos en el ego.*** Finalmente, debe asumir una respuesta a la cuestión relativa al lugar en donde tal verdadero entendimiento del ego puede obtenerse: tal entendimiento se consigue cuando en la comunidad religiosa se es llevado de la mano por la revelación de Dios, a saber, que el es el creador, que el ser humano creado a su imagen ha caído en el pecado, y que la redención es en Cristo Jesús.

Una piedra angular de la crítica de Dooyeweerd, expresada concretamente en su desarrollo tardío, es que la estructura misma del pensamiento teorético fuerza sobre nosotros tales cuestiones.11 Se ha difundido, e incluso está de moda, entre algunos que se consideran dentro de la tradición de Dooyeweerd, minimizar e incluso eliminar la crítica trascendental del pensamiento. Considerar el ámbito religioso como una cuestión práctica, como un asunto de interés práctico o “existencial”, ha contribuido a tal rechazo. Consecuentemente, el pensamiento teorético ha sido considerado una articulación o sistematización de las así llamadas “reacciones viscerales.” Por tanto, solo cuando nos desplazamos del discurso teorético al ámbito pre-teórico, es que entramos nuevamente al dominio de la certeza religiosa. Es desde esta perspectiva, que algunos proclaman que debemos abandonar la teoría y recurrir a la expresión popular si hemos de ver el poder de la filosofía de Dooyeweerd.

En contraste, se debe observar que Dooyeweerd insistió siempre en que su filosofía no podía recibir expresión popular. Del mismo modo, continuamente enfatizó el lugar central de la critica trascendental en su filosofar.

El 12 de febrero de 1977, Herman Dooyeweerd fue a estar con su Señor pleno de confianza y paz. Estoy convencido de que tras él sus obras perdurarán.

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Referencias

1 1837-1920. Una biografía reconocida de Kuyper es la de P. Kasteel, Abraham Kuyper.

2 Cf. Abraham Kuyper, Calvinism, Grand Rapids: Wm. a. Eerdmans Publishing Co., 1931; 1943; cf. también, William Young, Toward a Reformed Philosophy, Grand Rapids: Piet Hem Publishers, 1952, especialmente el capítulo I.

3 Obsérvese la profunda discusión en Josef Bohatec, Bude und Calvin: Studien zur Gedanken welt des franzosischen Fruhhumanismus, Graz: Hermann Bohlaus, 1950.

4 Calvino, Institución de la Religión Cristiana, II: 2: 16.

5 Ahí esta la famosa, y muy citada, frase de Kuyper, “No hay en la creación centímetro cuadrado del cual Cristo no diga, ‘esto es mío’.”

6 “significado es el ser de todo lo que ha sido creado y la naturaleza misma de nuestra yoidad…” Herman Dooyeweerd, A New Critique of Theoretical Thought, Amsterdam: H. J. Paris and Philadelphia: Presbyterian and Reformed Publishing Co., vol. I, 1953, p.4.

7 Herman Dooyeweerd, De analogische grondbegrippen der vakwetenschappen en hun betrekking tot de structuur van den menselijken ervaringshorizon, Ámsterdam: NoordHollandsche Uitgevers Maatschappij, 1954. Tr., Robert D. Knudsen, "The Analogical Concepts," mimeografiado, 1968.

8 Cf. Dooyeweerd, A New Critique, vol. II, 1955, 55 y sgs.

9 De wijsbegeerte der wetsidee, Amsterdam: H. J. Paris, 3 vols. 1935-1936. La New Critique es una edición revisada y aumentada de su obra traducida al inglés.

10 Herman Dooyeweerd, "De transcendentale critiek -van het wijsgerig denken" en Synthese, IV, 314-339.

11 Herman Dooyeweerd, Transcendental Problems of Philosophic Thought, Grand Rapids: Wm. B. Eerdmans Publishing Co., 1948, pp. vi-viii, 19, 22, 25.

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Notas

* Esta es una versión un tanto modificada de la conferencia dictada por Robert D. Knudsen en la 32ª reunión anual de la American Scientific Affiliation del Nyack Collage, en Nyack New York. Compárese con Robert D. Knudsen, “The idea of Scientific Endeavour in the Thought of Herman Dooyeweerd”, Journal of American Scientific Affiliation, Vol. 6, No 2 (junio 1954) pp. 8-12.

** Del Latín foederis, que significa “pacto”, “federal” como traducción de covenantal hace referencia a lo “relativo al pacto” o “del pacto”, relación fundamental establecida por Dios con el hombre. Cf. la nota de los traductores al prefacio de la obra de Evan Runner, Política y Academia Escriturales, Terrassa -Barcelona- España, CLIE, 2001, p. 20. (N del T)

*** Con dicho término Dooyeweerd hace referencia al Corazón del hombre, no identificándolo con los sentimientos y emociones, sino entendiéndolo más bien, siguiendo en esto a Kuyper, como el centro de carácter religioso en torno al cual halla su unidad la vida personal. Es en el corazón donde se decide la orientación de la vida toda, o bien de un amoroso y agradecido servicio a Dios, o de rebeldía ante el creador. Tal compromiso último imprime su sello sobre todos los actos del hombre, esto es, la vida es religión. Cf. Abraham Kuyper, El Calvinismo como un Sistema de Vida, México, Seminario Teológico Juan Calvino, 1993, pp. 15-16. (N. del T).

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Título original: Dooyeweerd's Doctrine of Science.
Fuente: Journal of the American Scientific Affiliation 31
(Diciembre 1979):209-213
Versión española: Alberto Escobar Dueñas.
Es traducido y publicado con el debido permiso.

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